Desde lo más alto del cielo, El Torrecilla, hasta lo más profundo de la tierra, Sima GESM, en Tolox se combinan contrastes. Contrastes de colores claros de calizas y rojos de peridotitas. Contrastes de paz y sosiego con estruendo de cohetes. En el corazón de la Sierra de las Nieves está Tolox.
La villa de Tolox, reúne una pizca de todo lo que representa la naturaleza, la historia, la cultura tradicional y el saber popular de las montañas. No en vano, el origen de este pueblo se remonta al Neolítico, como atestiguan los restos encontrados en la Cueva de la Tinaja, a 4 kilómetros cerca del Río de los Horcajos. Del origen de la población poco se sabe, ya que las afirmaciones sobre su origen remoto, se basan principalmente en la oscura etimología de su nombre, de origen prerromana y que parece emparentarse con la serie de “Tolos”, que significa “prominencia” y que aparece en las denominaciones de otros lugares de la época como Tolosa (Navarra) o Toulousse (Francia)
De la agitada historia de Tolox dan fe sus restos patrimoniales. Apenas algunas referencias en el nombre de las calles permiten reconstruir la planta de lo que fuera el castillo, centro de rebeliones entre musulmanes y cristianos durante los siglos XV y XVI. Hoy un paseo por la zona conocida como Rinconadas del Castillo permite recrear parte del barrio que ocupó el castillo original y la antigua villa medieval.
Tolox aparece en 1485 como una de las localidades que se sometieron a la autoridad del rey Fernando tras la rendición de Ronda. Para evitar el conflicto, y aprovechando la generosidad de las condiciones ofrecidas por los castellanos a las localidades que capitulaban, aceptaron el estatus de mudéjares. Esto les permitía permanecer en sus lugares y conservar sus propiedades. Los mudéjares de Tolox, como los de Monda o Yunquera, quedaban en medio de las disputas de los nuevos señores del reino. En los conflictos sobre impuestos y tierras comunales, el concejo de Tolox aparece integrado por moriscos. Junto a ellos, ya en 1529, siguen apareciendo los viejos honrados, en una organización de la comunidad que refleja claramente la convivencia existente en el último periodo andalusí.
Comienza entonces una época marcada por los cambios de jurisdicción y una administración señorial que supondrá un periodo de crecimiento para Tolox, que en 1568 ya contaba con 300 vecinos. La influencia morisca es aún visible en las estrechas y encaladas calles de Tolox, cuyo trazado laberíntico favorecía la sombra en los calurosos veranos y rincones insospechados que servían de refugio en rebeliones y persecuciones. La integración de los musulmanes y su conversión les permitió ocupar Tolox durante varios siglos y dejar igualmente su huella en los molinos harineros, los cultivos de la vid o productos como los higos que forman hoy parte del paisaje y de la gastronomía toloxeña.
Pero la historia contemporánea de esta villa está ligada estrechamente a su balneario. Desde tiempo inmemorial se conocían en Tolox una serie de fuentes y manantiales conocidos con el nombre de «amargosas», quizá por el sabor especial de las mismas, que eran utilizadas por los vecinos del pueblo para curar un sinfín de afecciones de forma totalmente empírica, en ingestión y baños.
Fue D. José García Rey, natural de Tolox y farmacéutico, quién realizó los necesarios trabajos para la captación del agua mineral y las analizó, catalogándola con el abigarrado nombre de aguas alcalino-bromuradas, amónico-sulfuradas, crenato-ferromagnesianas. El balneario fue inaugurado en 1869, tres años después de que se descubriera el manantial. Arrasado en 1906 por una gran riada, fue reconstruido por D. Manuel del Rio quien realizó una tarea incansable para mejorar las comunicaciones y las infraestructuras para hacer llegar a los “agüistas” hasta el pueblo.
Políticos como Primo de Rivera, Sánchez Román o Julián Permantín; toreros como Lagartijo o Sánchez Mejías; o artistas como Luis Mariano o el insigne poeta malagueño Salvador Rueda, muy amigo de la familia del propietario D. Manuel del Rio, han sido visitantes habituales desde su construcción desde finales del siglo XIX. Este balneario es el único en España especializado exclusivamente en aparato respiratorio, ya que sus aguas desprenden gas que se toma en inhalación. El balneario está situado a corta distancia del pueblo de Tolox al pie de la Sierra de las Nieves siendo en muchos aspectos único en el mundo.
La gestión del Balneario de Tolox, así como el hotel del mismo nombre construido en 1870, ha ido pasando de generación en generación hasta la actualidad. El Balneario de Tolox fue reconocido con el sello de Establecimiento Singular de la Diputación de Málaga por su valor histórico y su aportación al patrimonio de la provincia.